Saturday, September 03, 2005


Queridos amigos, es para mi un gran honor presentarles al ya glorioso Vinotinto. Mi querido Fiat Premio 1.6 año 1993 color vino. Lo compré el lunes de esta semana por 3500 dólares y por ahora se ha portado de maravilla. En lo que va de la semana le hice 600 kilómetros ya que me tuve que ir al Carchi de nuevo por trabajo. En estas alejadas tierras agrestes el Vinotinto respondió a la perfección animándosele a los precipicios infinitos y a las difíciles calles de adoquines que caracterizan a la vialidad de la sierra norte del Ecuador.
El viaje al Carchi de esta semana fue muy productivo e interesante. Con mi tocayo y colega, Pancho Erazo, nos reunimos con los presidentes de todas las juntas parroquiales del cantón para explicarles los objetivos de nuestro proyecto, invitarlos a los talleres y pedirles que traigan un grupo de 14 personas que represente a la diversidad de su parroquia para que participen en la elaboración del plan de desarrollo cantonal. Para mis compatriotas que tal vez ignoren lo que es una parroquia en Ecuador y le otorguen la inevitable connotación religiosa, una parroquia es la instancia de gobierno más local del Ecuador. El país esta estructurado de la siguiente forma: gobierno central dividido en provincias divididas en cantones (Municipios) divididos en parroquias. Esta semana tuvimos charlas muy interesantes. Sobretodo una con el jefe de la junta parroquial de Los Andes. Era un tipo jóven con la ya clásica mochilita andina que caracteriza a tantos pseudo hippies rioplatenses. Tenía las ideas muy claras y una elocuencia sin duda envidiable para muchos estudiantes en las mejores instituciones educativas de los EEUU. Era un tipo muy despierto y un tanto crítico de los proyectos que vienen de afuera pero que luego de la charla con nosotros nos brindó total apoyo.
Aparte de esto poca cosa. Volví a pasar la semana en La Casa de Formación Diocesana “Emaús" (toda connotación religiosa es correcta en este caso). La comida de esta semana estaba bastante mala ya que esta vez no coincidimos con el congreso de curas de Imbabura (provincia de Ecuador). Por las noches, mi tocayo y colega me enseñó a jugar a un juego de cartas muy divertido: el cuarenta. Es un juego bastante matemático que vendría a ser el truco del Ecuador aunque un poco falto de esa picardía rioplatense que caracteriza al viejo y querido ravón.

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