Friday, March 17, 2006

¡Ahí voy Madidi!





Amig@s
Aquí van un par de fotos de la zona donde voy a vivir en Bolívia...mucha selva!

Monday, March 13, 2006

¡Adiós, amigo!

Vendí al vinotinto! Así que tengo en mi depto un fajo de billetes que, a pesar de su espectacular grosor, no logra llenar el vacío que produce su ausencia, un compañero de viaje, un amigo más.

Quito hardcore: violencia y racismo. La historia de Bamba, un amigo

(historia verídica)

Bamba es Senegalés. Vivió en Francia la mayor parte de su vida. Ha viajado mucho. Vivió en Estados Unidos, conoce casi todos los países de Africa, estuvo en Asia y desde hace ocho meses está viajando por sudamérica. Vivió en Brasil unos meses y desde hace tres que está basado en Montañita y viaja a distintos puntos del Ecuador. Es profesor de capoeira, fue campeon nacional de judo en Senegal y gran parte de sus viajes fueron gracias al judo. Bamba es un tipo de primera clase. Al conocerlo, inspira confianza. Es fresco, sano, buena gente. Yo me hice bastante amigo de él. Yo era de los pocos en Montañita que hablaba francés y además hicimos música y picaditos de futbol varias veces.

Bamba tuvo que viajar a Quito para renovar su visa de turista. Planeaba quedarse una noche en Quito y luego ir a Esmeraldas, provincia negra de la costa, a pasar una semana.

Llegó a Quito de Guayaquil a las 7AM. Había quedado en encontrarse con un amigo francés en la estación. Lo esperaba contra un muro dentro de la estación. Llevaba bastantes cosas. Entre ellas, un tambor de capoeira de un metro y medio de altura y un cd case de 300 discos que se asemeja mucho a un maletín de una computadora portátil.

Se le acercan dos tipos. Uno tira unas llaves al piso al lado de sus cosas y dice “se te cayeron las llaves”. Bamba respondo: “Yo no llevo llaves” y se queda mirándolo. De pronto, el otro tipo pasa corriendo y le roba la caja de cds. Bamba sale atrás de él. Lo alcanza, le hace una llave judoka y recupera su caja de cds. El tipo saca un cuchillo y se le abalanza para apuñalarlo. Bamba utiliza la caja de cds para defenderse del filo que iba directo a su estómago. El tipo queda desorientado y Bamba le estrella el cráneo contra la pared y el tipo cae noqueado. Rápidamente se acerca la policía. Bamba explica la situación. Al inicio, los policías se muestran reáceos a creerle pero otros presentes verifican su historia. De todas formas, llaman al oficial de la policía de immigración en la terminal. Revisan su pasaporte y le preguntan si está en Ecuador para irse a EEUU de ilegal. “Estoy paseando. Vine a Quito a renovar mi visa de turista”. En ese momento llegó su amigo francés, blanquito, y lo dejaron ir.

Salieron en taxi desde la terminal al barrio la Mariscal a buscar un hostal. Ingresaron a tres hostales y estaban todos completos. Luego ser rebotados en el cuarto, comenzaron a sospechar de que tal vez fuera por el color de piel de Bamba. Al siguiente hotel entró el amigo francés solo. Tenían habitaciones disponibles. Pidió para verlas. Vió un par vacías. Entonces el francés les explicó que la habitación era para un amigo. “No hay problema” respondieron. Entró Bamba con su negritud, sus dreadlocks, su gorra rastafari y sus collares. La cara del conserje cambió drásticamente. “No hay habitación para el señor”. Argumentó que estaba por venir un grupo de canadienses. Este tipo de escena se reiteró en todos los hostales de la Mariscal (que son muchos). En algunos, le cobraban el triple que a cualquier otra persona por el simple hecho de ser negro y africano. Al final terminó pagando 15 dólares en taxi sin encontrar un lugar que lo acepte. Un lugar aceptó cuidar sus bártulos hasta que encuentre una habitación.

Me encontré con Bamba despues de salir del trabajo sobre las 7 de la tarde. Estaba muy ofuscado. Me contó su día. No podía creer lo que le estaba pasando en Quito. Me mostró el corte en su caja de cds ocasionado por el puñal fallido de la mañana. Apenas me enteré del asunto de los hostales lo invité a que se quede en mi depto. Yo no lo podía creer. Me entró una ira impresionante. No podía creer que en el siglo XXI, en la zona turística de Quito, donde van todos los hippies europeos y americanos, donde se supone que la gente tiene la mente abierta, no le dieran una habitación a una persona dispuesta a pagar un precio razonable. Increíble. ¿Cuán conservadora e ignorante puede ser una sociedad? Y me permito hablar de “sociedad” por que esto no fue un caso aislado. A Bamba lo rebotaron en TODOS los hostales de La Mariscal.

Nos juntamos con unos amigos y luego vinimos a comer a casa con Carlos, un amigo quiteño que estaba avergonzado de lo que le había sucedido a Bamba. Comimos feijao con costillas de cerdo y arroz y salimos a un bar. A Bamba lo habían invitado a tocar tambores en ese bar. Es uno de los pocos lugares donde van muchos negros ecuatorianos y extranjeros. Llegamos, yo me tomé una cerveza. Bamba no tocó tambor ni tomó nada. El no toma, no fuma. Es uno de los tipos más sanos que conozco. Es un natural mystic rastafari.

Estuvimos en el bar un rato. No había mucha gente. En la tele estaban pasando goles de la Liga de Campeones y de la Libertadores. Había un gringo de unos 18 años que nos miraba constantemente. El tipo tenía barbita adolescente, pelo larguito y onda hippona. Nos miraba mucho, sobretodo a Bamba. Yo me percaté. No sé si Bamba también se dio cuenta. Pasó el rato y el bar no remontó. Estaba bastante vacío. Decidimos irnos. Al salir a la calle, vi que el gringo nos estaba siguiendo. Estaba caminando a pocos centímetros de Bamba. Yo no entendía lo que estaba pasando. El tipo paró a Bamba. “Hola. ¿Cómo estás?” Pensé en que tal vez el gringo era gay y le estaba echando los perros a Bamba. Me causó gracia la situación y quise ver qué pasaba, cómo reaccionaría Bamba. “¿Qué estás haciendo aquí?” pregunta el gringo con su acento inconfundible. En ese momento no entendí nada. Se me cruzó por la mente que tal vez fuera un agente del Secret Service en un Overseas Operation y que Bamba era del Jihad árabe. Bamba le contesta que esta “paseando” y el gringo le contesta “¿Y no tienes nada? Para vender…”. Bamba dijo “no entiendo” se dio medio vuelta y seguimos caminando. El gringo seguía al lado nuestro. Vi que la paciencia de Bamba había llegado a un fin. Este gringo era la gota que colmó el vaso. Le estaba pidiendo drogas a Bamba por que era negro y por su forma de vestir. Bamba, como dije anteriormente, es de las personas más sanas que conozco y este tipo de cosas le ofuscan mucho. Me dijo en francés, “decile que se vaya por que lo mato”. Le dije al gringo y no se iba. Se lo dije en inglés y se fue.

Llegamos a casa. Charlé con Bamba hasta tarde. Estaba muy decepcionado. Triste. Juró no volver nunca más a Quito. Hablamos sobre el racismo, lo que es ser negro, la ignorancia en latinoamerica, etc...

Me dejó muy triste que le haya pasado eso a alguien tan recto, tan buena persona. A su vez, estoy contento de haber podido ayudarlo a que su estadía en Quito no fuera una catástrofe total. Lo alimenté bien. Le presté mi ducha. Lo alcanzé a la oficina de migraciones y se fue a Esmeraldas sano y salvo. En este momento, estoy seguro de que Bamba la está pasando muy bien. Está en una ciudad negra. Está viviendo con unos conocidos. A pesar de ello, dudo que se pueda quitar el sabor amarguísimo que le dejaron sus 28 horas en Quito.

Friday, March 03, 2006

Despedida del mar




Se están evaporando mis últimas horas en Ecuador. En un par de semanas (aún no tengo fecha definida) me voy a vivir a Bolivia. Esta es una movida que me tomó por sorpresa y que, al principio, no me entusiasmó mucho ya que me siento muy bien en Ecuador y una movida a un nuevo país donde no conozco a nadie supone una inversión emocioanl no menor y para la cual, hace un mes, no estaba mentalizado. A pesar de todo, en este momento, estoy convencido de que es una buena decisión y que va a ser una experiencia valiosísima.

Acabo de pasar dos semanas en la costa del Ecuador. El glorioso Vinotinto se comportó impecablemente, como era de esperarse, y me hice toda la costa de norte a sur y de sur a norte. Me compré una table de surf y disfruté del mar tal como mi naturaleza pisciana y costeña lo indica.